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domingo, 18 de julio de 2010

El enfado del Arsenal

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Fiel a su estilo futbolístico, el Arsenal afronta el acoso azulgrana para recuperar a Cesc como si se tratara de una eliminatoria europea: atacando más que defendiendo. Su estrategia es lícita pero empieza a resultar cansina y hasta repelente, sobre todo porque su supuesto cabreo suena más a simulación para sacar tajada del asunto que a un rebote verdadero.

Repasando la larga relación entre ambos clubs la conclusión es clara: quien debería estar subiéndose por las paredes es el Barca y no al revés. La entidad azulgrana, en los últimos diez años, ha sido esquilmada periódicamente mediante operaciones de compra-venta que pusieron en evidencia tanto las excelentes dotes comercial-camelísticas de los ingleses como las ansias derrochadoras de los mandatarios culés. El paquete (leáse con segundas, si se quiere) que formaron Overmars y Petit, sumado a la inversión por Henry (el único fichaje defendible) y a la adquisición del inclasificable Hleb arrojan como resultado un desembolso global por parte del club azulgrana que acaricia los 100 millones de euros.

Como lo contado hasta ahora podría ser apuntado en el debe del Barca (nadie les obligó a perpetrar semejantes atrocidades financieras), viene a cuento recordar que el Arsenal se llevó a Cesc Fàbregas del Barça cuando el centrocampista de Arenys tenía apenas 16 años, convenciendo al jugador y a su familia pero actuando en un principio de espaldas al club catalán, en una operación que viene a ser como la marca registrada de los londinenses: desplumar canteras ajenas para configurar sus plantillas futuras. No sólo se trata de Cesc, también Walcott fue fichado del Southampton siendo menor de edad, así como Bendtner, Eboué y un largo etcétera de promesas. De hecho, no contentos con 'cazar' a Cesc en 2003, el Arsenal reincidió con Fran Mérida, que llevaba en el Barça desde los 8 años, apropiándoselo en 2005.

Después de repasar esta serie de datos, resulta cuanto menos chocante que ahora que el Barca está interesado en recuperar a Cesc ofreciendo una cantidad de nuevo astronómica, en el Arsenal no sólo se nieguen a negociar sino que se hagan incluso los indignados. Si Wenger es tan señor como se dice de él, debería respetar la voluntad de un futbolista que le salió prácticamente gratis y que le ha dado un rendimiento espectacular. Pero no, en lugar de esculpir una escultura de enormes proporciones de, por ejemplo, Joan Gaspart y Joan Laporta en la puerta principal del Emirates Stadium, dándoles las gracias por ayudar a financiar gran parte del estadio, en el Arsenal van y se ofenden. Puro cinismo estratégico

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