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sábado, 5 de junio de 2010

Quieren cerrar el fichaje de Cesc ya

Cesc volverá a entrar en juego pidiendo comprensión ante la nueva propuesta económica

La operación Cesc sigue su curso natural. En las oficinas del Barça tienen más que asumido que el traspaso no será nada fácil pero se trabaja a marchas forzadas convencidos de que la presión ejercida por el dinero azulgrana y la voluntad del jugador acabarán decantando la balanza y dando rienda suelta al fichaje más deseado por Joan Laporta. Se trata de cumplir con un lento y complicado proceso de maduración que debe cristalizar en el transcurso de la próxima semana. Hasta ese momento, el club y, en especial, el presidente, deberán seguir con el tira y afloja que desarrolla casi a diario. Discurso público de buenas intenciones, predisposición total hacia el Arsenal y marcaje en corto para no conceder un solo respiro a los intransigentes ejecutivos del club londinense.

Desde el principio de los contactos, el Barça daba por descontado que el Arsenal rechazaría de forma frontal la oferta económica inicial por Cesc. Nadie en su sano juicio podía imaginar que los 35 millones de euros, o cualquier cantidad ofrecida inicialmente, iba a convencer al técnico Wenger y a la plana mayor de una entidad molesta por perder a su capitán y crack. Todo se contemplaba en el tablero de juego de una partida que no ha finalizado, ni mucho menos.

Joan Laporta continúa con sus comparecencias públicas casi a diario. En Vic, el presidente defendía con naturalidad la primera propuesta del club. “Los 35 millones de euros ofrecidos al Arsenal por Cesc es un precio real de mercado”. Pero en las oficinas del Camp Nou, el área deportiva trabaja sin cesar ideando nuevas fórmulas de pago y valorando otras cantidades para saber hasta dónde puede llegar una segunda oferta de traspaso. El presidente aprovechaba la ocasión para recordar que la negativa del Arsenal sólo ha finiquitado una primera tentativa. “Los puentes de diálogo siguen abiertos”.

Desde el entorno del club se constata que ahora sí que empieza la negociación más seria. Quemadas las primeras naves, posicionadas todas las partes, llega el momento de saber hasta dónde aguantan el pulso unos y otros. Y ahí el Barça espera que el Arsenal sea más receptivo al peso del euro y la firme voluntad del futbolista. Ayer se estaba a la espera que Cesc, de forma mucho más discreta que en jornadas anteriores, volviera a entrar en acción aprovechando el corto descanso de la selección española. El centrocampista podía mantener un contacto directo con el director general ejecutivo del club londinense, Iván Gazidis, para tantear la predisposición real del Arsenal y valorar la cifra aproximada sobre la que pelear el traspaso final. Una nueva declaración de intenciones en primera persona para forzar una negociación real y permitir que la delegación culé se desplace hasta Londres en busca del anuncio final del traspaso. Nada de más fuegos de artificios, ya que se considera que el periodo de aproximaciones ha quedado más que enterrado.

El calendario de operaciones del Barça no marca novedades importantes hasta primeros de la próxima semana. Txiki Begiristain y Raúl Sanllehí tienen que tener perfilado y definido el segundo caballo de batalla. La contraoferta azulgrana sí deberá tener mayor peso y consistencia, ya que el calendario no concede mucho mayor margen de negociación a todas las partes implicadas. Laporta y Cesc, pese a manifestar su voluntad de lograr un buen acuerdo por encima de todo, sin estar condicionados por el calendario electoral y competitivo, sí consideran necesario forzar la máquina en busca de un pacto definitivo en cuestión de días. No se trata de un acto de vanidad personal, en el que la fotografía del traspaso conlleve un desembolso económico irracional, fuera del mercado futbolístico. “Lo ideal sería cerrar el traspaso antes del inicio del Mundial”, recuerda Laporta. Una declaración que en nada es gratuita y que intentará que sea una realidad.

La consigna es evidente. Tranquilidad en todas las comparecencias públicas, máximo rigor en la confección de la contraoferta económica que debería ser la definitiva y calma tensa a la espera que Arsène Wenger e Iván Gazidis confirmen día y hora para celebrar la cumbre del traspaso en Londres.

El viaje a la capital londinense está fijado con mayúsculas. El Barça espera que el Arsenal abra las puertas, supere las reticencias y, una temporada más, acepte negociar el traspaso de su crack. Las declaraciones surgidas sobre un presunto malestar y un deseo de ignorar a la actual directiva no se tienen en cuenta. Laporta y compañía creen que son simples comentarios sin fundamento alguno. Por ahora se está convencido que el único obstáculo real es el precio económico. Los 35 millones, de entrada, son insuficientes, aunque el Barça, ni Laporta, ni Cesc han dicho su última palabra. Habrá golpe de gracia y se confía en que sea definitivo.

Descartan forzar una salida no negociada

Laporta descartó de plano la opción de recurrir a la vía jurídica para forzar la salida de Cesc del Arsenal. El club confirmó que no utilizará las artimañas legales (artículo 17 de la FIFA) que permitirían liquidar el contrato del centrocampista con una simple compensación económica tasada en algo menos de 35 millones de euros. “El Arsenal está en su derecho de plantarse y debemos respetarlo. Este no es el estilo del Barça. Tenemos que hacer todo lo posible para convencerles de que lo mejor para todos es alcanzar un acuerdo”, insistió el máximo dirigente azulgrana.

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