El póker de Rosell parece insuperable

LAS CARTAS ESTAN MARCADAS. Cuatro candidatos se han ganado el derecho a aspirar a la presidencia y tres se han quedado por el camino. Sacar las firmas no es gratis, montar una campaña electoral requiere medios humanos y posibilidades económicas. Las cartas ya están encima de la mesa, cartas marcadas, cartas conocidas, sin comodines ni juegos de manos. Rosell ha ligado un póker de reinas en sus manos, convencido de que el póker de reyes o de ases no está al alcance de ningún rival. Está tranquilo y esperanzado. Ferrer ha comenzado con una triste doble pareja y no le viene juego de cara: preocupación y nervios. Ingla cree que tiene tiempo para atar una escalera, aunque de momento se tiene que conformar con el trío de vicepresidentes que le acompaña. Le mueve la fe y la ilusión. Benedito está encantado sólo de sentarse en la mesa de los grandes, ya ha demostrado que no iba de farol y todas las cartas que le entren le mejorarán el juego. Entre tanto, Laporta se tiene que conformar con el papel de croupier, reparte las cartas y tiene alguna marcada, aunque parece que no será suficiente para ganar la partida. Aunque el croupier sea un fenómeno, los otros jugadores no son mancos.

EL JUEGO ESTA REPARTIDO. A estas alturas de la partida, no hay ases en la manga, todo el juego está repartido, no va más. Queda una semana de juego pero la sangre no llegará al río. Rosell sigue denunciando una deuda elevada, Ingla ha sacado los negocios de Sandro en Brasil sin la trascendencia que esperaba, Ferrer se apunta a convertirse en la copia de Laporta con el ‘Que n‘aprenguin’ y Benedito intenta elevar su nivel con la idea de que es el único que representa savia nueva. Estas elecciones, en el fondo, son como un Laporta contra Rosell con personas interpuestas. Siempre quedará el interrogante de si el actual presidente hubiese ganado al candidato favorito si los estatutos del club lo hubiesen permitido. Laporta va con la escopeta cargada y dispara contra todo lo que se parezca a Rosell, pero a fuerza de repetir sus disparos ya no da en la diana. Rosell continúa su camino destacado, con la autopista que le han puesto Ferrer e Ingla disputándose los mismos votos.

SE ACEPTAN APUESTAS. En Internet se apuesta a todo, desde quién ganará el Mundial hasta cuándo se separarán Sarkozy y Carla Bruni. En las elecciones del Barça, lo que menos se paga, con diferencia, es la victoria de Rosell, señal inequívoca de que es el claro favorito. Lo ya no está tan claro es si el socio se movilizará dentro de ocho días y a quién beneficiaría una participación masiva superior a los 55.000 votos. También queda por ver el efecto Laporta, es decir los socios que le sigan a ciegas y voten por el continuismo oficial. Si hace seis meses a Rosell le hubiesen dado a elegir un panorama electoral de cara a la semana decisiva, seguro que hubiese diseñado uno muy parecido a éste, una lucha a cuatro con sus enemigos divididos y enfrentados. Y mañana hablaremos del caso Bassat (2003) con respecto a la situación Rosell (2010).